jueves, 18 de noviembre de 2010

  El hombre y la tierra

En un mundo fragmentado con grandes fisuras a nivel cultural y social hay un desafío fundamental: ¿dónde cimentar y fundamentar nuestra propia identidad en este tiempo para no sentirnos perdidos y “barcos sin brújula perdidos en el mari’
Hoy, frente a una sociedad tan competitiva y tan brutalmente cambiante, muchos fundamentan su vida en el dinero y el consumo. El dinero les da seguridad y les hace poderosos en esta sociedad, tan brutalmente cimentado en el capital.
Otros fundamentan su vida en la ciencia como la única vía del conocimiento capaz de dar respuesta eficaz al hombre y una construcción sapiencial al margen de la superstición y del retroceso, aunque deje al margen grandes dimensiones humanas.
Pero sinceramente estoy convencido que hay una sola piedra angular capaz de armonizar todos los elementos y dar una cohesión equilibrada, sin riesgo a perder nada de sí mismo y alcanzar pautas sublimes de perfección y en favor de la solidaridad y de la humanidad misma. Esa dimensión no puede ser otra que la dimensión religiosa

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